DERRIBO DE LA ÚLTIMA HUELLA DEL IRIS.
En la calle Blasco Ibañez se ha procedido al derribo final de la última huella del antiguo cine. Tras un entrar y salir del plan general como edificio protegido se ha optado por la solución más sencilla, no volver a catalogarlo y derribarlo en pos de intereses que trancienden lo patrimonial y la memoria histórica.
Memoria histórica que poco a poco va desapareciendo en muchos rincones de la población. Tras haber colaborado con estudios internacionales y viendo lo que se hace en otras ciudades como Praga, Berlín, o sin ir más lejos Elche, en la que el respeto y la puesta en valor del patrimonio se hace con mucha más delicadeza, me sorprende que en Crevillente, un pueblo con una historia industrial importante, no se lleven a cabo acciones que cuenten y pongan en valor esta riqueza industrial, cada vez más escasa. Como muchas veces pasa, solo hacemos lo que sabemos o conocemos. Si hemos aprendido que lo más sencillo es derribar y borrar de un plumazo, nuestras próximas generaciones seguiran pensando lo mismo.
Es como el experimento de los monos: «Cinco monos, una escalera y un plátano en lo alto. Cada vez que alguno de los monos intentaba alcanzar el plátano, todos los demás sufrían una descarga eléctrica. Poco a poco cada vez que uno de los monos intentaba subir y alcanzar el plátano los demás le golpeaban y se lo impedían. Se van cambiando los monos por otro nuevos y estos siguen imitando el comportamiento de los anteriores, golpear a quien intente recuperar el plátano. Hasta que uno de ellos pregunta :»por qué hacemos esto» a lo que otro le responde: «No se, ya lo hacían cuando yo llegué.»
Al menos mis hijos conocerán el antiguo cine Iris por fotografías «antiguas».